martes, 15 de noviembre de 2011

PRINCIPIOS DE ENTRENAMIENTO


El principio de individualidad
Los planes de entrenamiento deben estar dirigidos individualmente para cada participante, ya que cada individuo es diferente a los demás. Este principio establece que los objetivos y tareas de la preparación del deportista, es decir, los ejercicios físicos, su forma, carácter, intensidad y duración, los métodos de realización y otros aspectos de la preparación deben seleccionarse de acuerdo al género, edad, nivel de posibilidades funcionales, estado de salud, preparación deportiva del participante teniendo en cuenta, por supuesto, las particularidades de carácter, cualidades síquicas, etc. (Matvéev, 1983).
El principio de continuidad.  
Este principio establece que los programas de entrenamiento deben cumplirse a cabalidad, para obtener los resultados esperados. De acuerdo a las cualidades o capacidades que se desean mejorar o desarrollar, existen ciertos parámetros establecidos sobre la frecuencia, intensidad y duración de los entrenamientos. Los resultados que un programa de entrenamiento pueda producir y el rendimiento físico deportivo que se pueda obtener, estarán sujetos a la regularidad o continuidad de los entrenamientos. 
El principio de la sobrecarga progresiva.  
Este principio establece que las cargas de trabajo deben ajustarse paralelamente con el desarrollo de las capacidades físicas. Esto significa que a medida que el individuo mejora su capacidad de trabajo, debe irse aumentando su carga de trabajo. Si se mantienen las cargas de trabajo fijas, el mejoramiento de la capacidad física será muy limitado al principio y luego no se observarán más cambios, por lo tanto no se manifestarán las modificaciones deseadas en las condiciones físicas de los atletas.
El principio de multilateralidad.
 Este principio establece que el desarrollo del organismo debe realizarse de una manera armónica global, es decir, todas las cualidades y capacidades orgánicas del mismo deben desarrollarse al mismo tiempo con el fin de obtener un mejor perfeccionamiento de las requeridas en la especialidad. Un atleta no debe dedicarse exclusivamente a mejorar las cualidades requeridas en su especialidad, sino que tiene que tratar de mejorar su condición física general. A medida que mejora su condición física general, mejorará a un nivel superior sus condiciones específicas.
 El principio de especialización.  
La especialización deportiva es, sin lugar a dudas, una condición indispensable para lograr éxitos deportivos. Por medio de ejercicios específicamente orientados, se pueden producir modificaciones específicas en los órganos y sistemas del organismo del atleta, relacionadas con las exigencias del deporte que se practica.
El principio de lo evidente


Este principio establece que parte del entrenamiento debe dirigirse sobre imágenes concretas y no sobre representaciones y palabras abstractas. Lo evidente crea una correcta representación del material de enseñanza sobre la base de imágenes concretas, ayuda en el aprendizaje y dominio de técnicas y tácticas deportivas (Ozolin, 1983). Los medios más utilizados en la aplicación de este principio son: películas, videograbaciones, cintas, gráficos, etc.
El principio de lo consciente 
contempla una preparación y conducción del entrenamiento y una actividad tal entre el entrenador y sus alumnos que posibiliten a cada deportista saber por que y para que actúan. Es importante que el atleta tenga conocimiento y comprenda los fines, las tareas, medios y métodos de entrenamiento, para garantizar una mejor efectividad del entrenamiento. El deportista debe conocer el resultado de su actividad y la valía de los ejercicios realizados, para facilitar mas tarde el análisis y corrección de los movimientos realizados, lo cual permitirá repetir los movimientos con mayor posibilidades de éxito. 

El principio de la sobrecompensación

Este principio nos dice que cuando el organismo se somete a ejercicios continuos y repetitivos que requieren de consumo energético, durante el período de recuperación, éste recupera la energía «gastada» y que con el tiempo, durante este período se produce un aumento de las reservas energéticas, de manera que para el ejercicio siguiente se cuenta con más combustible y se podrá, por lo tanto, aumentar el volumen y la intensidad del ejercicio.
El entrenamiento físico adecuado produce un incremento de las reservas funcionales en el organismo, de manera que éste pueda enfrentarse satisfactoriamente a esfuerzos posteriores. 
El ciclo de sobrecompensación. Después de la aplicación del estimulo en el entrenamiento, el organismo sufre fatiga (fase I). Durante el periodo de recuperación o reposo (fase II) las reservas o depósitos bioquímicos no solamente se restablecen sino que exceden los niveles iniciales. El organismo se compensa totalmente, seguido de una fase de rebote o sobrecompensación (fase III),
cuando ocurre una mayor adaptación debido a un aumento de la eficiencia atlética funcional. Sí no se aplica otro estímulo en un tiempo óptimo (durante la fase de sobrecompensación) se produce una involución (fase IV).

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